top of page
  • Foto del escritorAndrés Messmer

Lucas 2:1-7: ¿Se equivocó Lucas en los datos históricos?

1. El problema

Para algunos, Lucas 2:1-7 es uno de los mejores ejemplos de cómo la Biblia se puede equivocar con respeto a los datos históricos. El texto dice: «1  Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (RV60).


En su merecidamente famoso libro, Historia del pueblo judío tiempos de Jesús, los expertos Emil Schürer, Geza Vermes, Fergus Millar y Matthew Black resumen la postura crítica contra la fiabilidad histórica de este texto en cinco puntos:

  • No se conoce ningún censo imperial a nivel mundial en la época de Augusto.

  • José no habría sido obligado a viajar a Belén, y María no tendría que haberle acompañado.

  • Un censo romano no podría haberse realizado en Judea durante la época del Rey Herodes.

  • Josefo no menciona un censo romano en Judea durante el reino de Herodes, pero sí que menciona otro en el año 6 o 7 d. C. como algo nuevo y sin precedencia.

  • Cirenio nunca fue el gobernador de Siria durante la vida de Herodes y por tanto tal censo no podría haberse realizado durante la época de Herodes.

2. Posibles soluciones

Antes de responder directamente a las críticas, primero me gustaría hacer unos comentarios a nivel general. Primero, recordemos que Lucas —el autor del evangelio que lleva su nombre y del libro de Hechos— era un historiador. Su prólogo (Lc 1:1-4) refleja los temas, el vocabulario y la estructura de los prólogos de otros historiadores de la antigüedad, y así se está presentando como alguien que ha realizado una investigación profunda sobre su tema y quiere que sus lectores le tomen en serio. Segundo, Lucas ha demostrado que conoce muy bien las instituciones romanas (sobre todo en Hch 13-28). No tenemos tiempo para profundizarnos en el tema, pero respeto a los nombres, la geografía, etc., Lucas se ha revelado como uno de los autores más informados de su época, un dato que ha sido apreciado tanto por cristianos como por no cristianos. Tercero, y relacionado con el comentario anterior, Lucas es menos preciso en Hechos 1-12 que en Hechos 13-28, lo cual implica que no suele inventar evidencia acerca de acontecimientos de los cuales no sabe mucho o nada. Una vez más, es la marca de un historiador fiable. Cuarto, es muy posible que Lucas conociera o la familia de Jesús o los que la conocían (cf. Lc 1:3). No olvidemos que a partir de Hechos 16:10 Lucas ya era testigo ocular de los acontecimientos de los que escribe, y que había conocido a mucha gente, incluso la de Éfeso y Judea, dos lugares donde tradicionalmente vivía la familia de Jesús. Todo esto nos debe alertar a la hora de atribuir un error a Lucas sobre los acontecimientos relacionados con el nacimiento de Jesús.


Ahora para una respuesta más detallada. Se pueden reducir las cinco críticas en tres grupos: el censo, Belén y Cirenio.

En cuanto al censo, Hechos 5:37 demuestra claramente que Lucas ya sabía del censo de 6 o 7 d. C., y por tanto sería muy difícil creer que un historiador tan bien informado como Lucas pudiera confundirse al respeto. Los críticos tienen razón cuando dicen que no se conoce ningún censo imperial a nivel mundial bajo Augusto, pero eso no significa que se equivocó Lucas. A veces Roma colaboraba con los gobernantes locales y les permitía realizar censos que Roma luego recopilaba y sumaba para obtener los resultados. Desde la perspectiva de la gente normal y corriente, dichos censos le parecerían un censo a nivel mundial bajo la autoridad de Roma, porque era Roma misma que mandaba que se realizara dichos censos. Por tanto, no creo que podamos criticar a Lucas por referirse a este censo local —que podría haber formado parte de un censo mucho más grande— como a nivel mundial en Lucas 2:1.


En cuanto a Belén, tiene muy poco sentido inventar la historia: ningún otro pretendido mesías de la época —y había muchos— afirmaba haber nacido allí, y tampoco tenía importancia nacional o política. Por tanto, ¿por qué inventar la historia de que José y María fueron a Belén? No tiene ningún sentido. Además, algunos hallazgos del desierto de Judea —específicamente de Nahal Hever— nos has preservado un caso que podría ser entendido como paralelo al de José y María. Una mujer que se llamaba Babatha tuvo que viajar a otro pueblo con su marido como guardián legal para declarar una propiedad que se podría tasar. Basado en este paralelismo histórico, es posible que José y/o María tuviera una propiedad en Belén y que por tanto tuviera que ir (los dos) a Belén para declarar. Si la propiedad perteneciera a la familia, habrían intentado quedarse en el (muy) pequeño cuarto de los invitados en la parte alta de la casa. Sin embargo, como los cuartos solían ser (muy) pequeños, y por tanto no muy adecuados para dar a luz, se habrían bajado a la planta baja donde vivían los animales. Según esta interpretación, no es que no hubiera lugar en el “mesón”, sino en la “posada” (κατάλυμα), que es una traducción mejor de la palabra. Por tanto, a nivel histórico no hay nada en Lucas 2:3-7 que no pudiera haber pasado.


En cuanto a Cirenio, aunque es verdad que Josefo dice que el censo fue bajo Cireneo en el año 6 o 7 d. C., es muy posible que se equivocara. Josefo afirma ser historiador, y a veces es fiable, pero en otros casos es demostrablemente falso. Más específicamente, su relato sobre el censo bajo Cireneo tiene sus propias dificultades históricas, y por tanto no debemos aceptar su versión de manera acrítica.


Sin embargo, dando por sentado que había un censo en 6 o 7 d. C. bajo Cirenio, hay tres posibilidades de resolver esta dificultad histórica.

Primero, algunos han intentado cambiar la fecha del nacimiento de Jesús al año 6 o 7 d. C., pero dicho cambio tendría dos consecuencias difíciles de aceptar: 1) Se habría equivocado Mateo (ver Mt 2:22); 2) Lucas, un historiador muy preciso y fiable, se habría equivocado por unos diez años en el nacimiento de Jesús. Al final, no parece una buena opción.


Segundo, otros han argumentado que Cirenio estuvo en Siria en dos ocasiones distintas, sea como enviado especial o gobernador, y que Lucas se refiere a la primera ocasión. Gracias a la influencia de William Ramsey, esta teoría contó con mucho apoyo durante el s. XX, pero nuevos estudios parecen haberla derrotado, y son pocos los que lo defienden hoy en día.


Tercero, algunos han recurrido al texto griego para resolver la dificultad. Específicamente, varios expertos han sugerido otras interpretaciones y traducciones del adjetivo traducido como “primer” (πρώτη) en Lucas 2:2. La traducción “primer” implica una idea superlativa, es decir, el primer censo de varios. Sin embargo, el adjetivo también puede funcionar como un adverbio y así modificar la expresión “se hizo” y llevar una idea comparativa, y por tanto ser traducido como “antes”. Según esta interpretación, la traducción de la frase sería: “Este censo se hizo antes de que Cirenio fuera gobernador de Siria”. Este argumento tiene por lo menos tres puntos fuertes. Primero, evita por completo la cuestión histórica y así concuerda con lo que sabemos de la fiabilidad de Lucas. Segundo, tenemos otros ejemplos que traducen la palabra como “antes” (ej., Jn 15:18). Tercero, tiene sentido que Lucas hiciera una distinción entre “el censo” famoso de 6 o 7 d. C. al que hace referencia en Hechos 5:37, y este censo anterior. Sin embargo, el punto débil de esta interpretación es que no es la manera más natural de leer el texto griego. El adjetivo “primer” concuerda con el nombre “censo” en caso, número y género, y también lo sigue inmediatamente en el texto, lo cual lo hace difícil que se interprete como un adverbio en lugar de un adjetivo. La lectura “mas natural” es: “primer censo”. También requiere que el pronombre demostrativo “este” funcione de manera atributiva respecto al nombre “censo”, lo cual es casi imposible porque el nombre “censo” no lleva el artículo, que es lo esperado. Y allí es dónde se queda por ahora el debate: por un lado, Lucas es un fiel historiado (a diferencia de Josefo), y, por otro lado, el griego no es tan claro como un habría esperado. ¿Cuál se debe “sacrificar” a costa del otro?

3. Conclusión

¿Qué podemos concluir de este estudio? Tenemos tres respuestas distintas para las tres críticas que tratamos. En cuanto al censo, si lo vemos desde la perspectiva de Lucas con un poco de empatía, no creo que haya ningún problema con cómo se ha expresado con respecto al censo a nivel mundial. En cuanto a Belén, tenemos un posible paralelismo histórico que nos ayuda a entender la razón por la cual José y María habrían vuelto a Belén, y cómo habría acabado Jesús en un pesebre, en la planta baja de la casa. No es una respuesta totalmente satisfactoria, pero sí que nos da un paralelismo histórico a la situación. En cuanto al Cirenio, el debate está en punto muerto. Cada uno tiene que decidir si “pesa más” la fiabilidad general de Lucas o el significado más natural del texto griego. Por ahora, y hasta que haya mejores argumentos o más evidencia, si bien no se puede vindicar a Lucas, tampoco se le puede acusar de un error histórico.


Obras importantes sobre el tema:

· GERSTACKER, Andreas, “Der Zensus des Quirinius und die Datierung der Geburt Jesu– Quellenlage, Argumente und Interpretationsansätze” Ichthys 2015-2016 (tres artículos). Una versión resumida está disponible in inglés: https://www.youtube.com/watch?v=Dm05lWjJWWQ

· WALLACE, Daniel. Greek Grammar Beyond the Basics, 304-305 (no disponible en la versión española Gramática griega: sintaxis del Nuevo Testamento).

· NOLLAND, John. Luke 1-9:20, 99-104.

Post: Blog2_Post
bottom of page